Tips para introducir mindfulness en tu rutina diaria

Ser un experto en la disciplina de la que todo el mundo habla es tan fácil (y tan difícil) como aprender a conectar con nuestro presente.
El mindfulness, o atención plena, se define como la atención intencionada a nuestros actos con el objetivo de conectar nuestro cuerpo con el presente sin juzgarlo.
Pero…¿cómo conseguimos realizar esta conexión con nosotros mismos en medio de una vida ajetreada? No solo no es tan difícil, sino que es algo que todos somos capaces de hacer, porque podemos llevarlo a cabo mientras realizamos nuestras tareas diarias.
Tipos de mindfulness
Para empezar, debemos aprender a diferenciar entre la práctica de mindfulness formal y la informal. En la formal nos entregamos a la quietud de forma física. Es decir, nos sentamos o tumbamos durante unos minutos y observamos nuestro interior sin entrar en juicios. Dejamos que pasen los pensamientos y emociones por delante de nuestros ojos y no interactuamos con ellos. Es el proceso de aceptar la realidad de que todo es impermanente, para así poder valorar la presencia, el momento actual. Porque la magia no está ni en el pasado, ni en el futuro. Sino en el ahora.
En la práctica informal, tratamos de estar presentes durante nuestra vida cotidiana. Aunque pueda parecer difícil, no lo es en absoluto. Consiste en seguir realizando nuestras tareas habituales, siendo conscientes de que las estamos realizando. Un ejemplo sería poner en práctica lo que podríamos llamar comer comiendo. No te asustes, no tienes que volver a aprender a comer, sino únicamente hacerlo estando bien pendiente de cada movimiento de tu cuerpo, de cada mordisco, del sabor de cada alimento, de cómo baja para realizar el proceso de la digestión, del sonido de los cubiertos contra los alimentos y el plato, etc.
En definitiva, consiste en vivir el presente sin llenarlo de ruido mental, de autocrítica y de ansiedad.
Cómo incorporar el mindfulness en tu rutina diaria
A continuación, veremos unos simples ejercicios que puedes llevar a cabo para conectar con tu presente y con tu cuerpo sin saltarte nada en tu agenda.
Cuando te despiertes, no te limites a escuchar el despertador, enfurruñarte y saltar de la cama. Trata de conectar con tu cuerpo, estírate, nota cómo cada músculo agradece tu gesto. Pregúntate a ti mismo si has descansado bien y, si no, piensa en qué puedes cambiar la noche siguiente para dormir mejor. Siente cómo empieza un día nuevo antes de lanzarte al mismo con toda tu seguridad y tus ganas.

Uno de los mejores momentos para practicar el mindfulness es durante la ducha. Trata de sentir cómo el agua recorre tu pelo, tu cuerpo y finalmente llega hasta tus pies. Cuando te enjabones, siente la fragancia limpia del jabón o el champú y el tacto de la esponja. La distancia entre ducharte así y ducharte pensando en problemas con los que lidiarás durante el día es enorme.

Cuando llega la hora del desayuno, el matcha es el mejor aliado para tener unos minutos de mindfulness en casa. Vierte un gramo en tu taza o bol preferido y observa cómo el color verde del matcha contrasta con la cerámica. Vierte el líquido con el que vayas a mezclarlo y disfruta del impacto contra la taza. Cuando estés batiéndolo, ya sea con el batidor de bambú o con el espumador eléctrico, déjate llevar por el movimiento. Cuando termines de preparártelo, saboréalo.

Si realizas estos tres pequeños rituales de mindfulness antes de salir de casa, notarás cómo tu conexión con el presente y con tu bienestar aumentan y sentirás beneficios automáticos en tu salud física y mental.
Al salir de casa, si tienes la oportunidad de ir andando, aunque sea un tramo, hazlo. De este modo, podrás focalizar tu atención en tu respiración, tu postura y tus movimientos y darle valor a ese momento en el que tienes dos opciones: tomártelo como una pérdida de tiempo y un rato muerto de transporte o disfrutar de ese rato libre en el que, como no puedes ser productivo, nadie te pedirá ni esperará que lo seas.

Como toda práctica que conlleve autoconocimiento, el mindfulness no se perfecciona en un día. Intégralo poco a poco en tu vida diaria y verás como se convierte en un estilo de vida.